sábado, 29 de junio de 2013

Segunda división ¿profesional?

El abandono de Alianza Cristiana y la pérdida de puntos de Sport Áncash, pone nuevamente sobre el tapete el tema de la informalidad e improvisación con la que se maneja el torneo de ascenso.

Debido a las deudas, la ADFP inhabilitó a Alianza Cristiana (Foto:dechalaca.com)
A lo largo de los años, la segunda división se ha caracterizado por ser un torneo donde reina la informalidad y la improvisación. Escándalos por sobornos, planteles impagos, equipos que on inhabilitados a mitad de la temporada, nos enseña una cruda realidad que los incapaces de saco y corbata no quieren aceptar. La segunda división es un torneo amateur, está a años luz de alcanzar el rótulo de profesional.



La mayoría de planteles se arman a inicios de temporada con el único afán de subsistir. Como si completar las fechas del torneo sin un walk-over o sin puntos perdidos en mesa, fuera un mérito por el cual por el cual un impresentable presidente debería sentirse orgulloso. Tan podrido está nuestro sistema que cuando un club es responsable y cumple con sus obligaciones de manera cabal, es mirado con recelo y tildado de poco solidario con el resto. Para llorar.

Para que un club sea considerado una entidad profesional, debe contar con infraestructura adecuada para el desarrollo del deporte y división de menores. Si estas condiciones no se ajustan a la realidad en el torneo de primera división, ya se podrán imaginar lo desolado que está el panorama en la segunda. En la actualidad, ningún club cuenta con infraestructura. Históricos del fútbol peruano como Sport Boys del Callao y Deportivo Municipal, alquilan la cancha sintética de fútbol 7 del Circolo Sportivo Italiano para realizar sus prácticas diarias. 

Y si hablamos de divisiones de menores, es aquí donde encontramos una gran mafia. Dueños de reconocidas academias se asocian con los clubes con el fin de sacarle la vuelta a la reglamentación de la ADFP. Al final, los únicos perjudicados son los jóvenes, pues se realizan cobros abusivos por concepto de mensualidad, uniformes, renta del campo, actividades de confraternidad, etc.

La inhabilitación de Alianza Cristiana y la pérdida de puntos de Sport Áncash, son sólo una muestra de lo poco serio que es el torneo de ascenso. Un torneo que ha despertado la expectativa del público que semana a semana se da cita en los estadios, pero que a nivel institucional está enfermo. La segunda se curará el día en que los impresentables de saco y corbata dejen de lucrar con los clubes y le den cabida a profesionales que realmente quieran trabajar. Por lo visto, ese día está muy lejano.

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